junio 30, 2007

Keith Richards: Quién como tú


Keith Richards es lejos el personaje más extravagante de los Rolling Stones, y uno de los más extraordinarios del rock and roll. Puede darse el gusto de decir lo que quiera, y sonreír con la boca ladeada pensando cómo nos creemos cada una de sus palabras. Tanto los periodistas como nosotors los admiradores nunca saben si lo que dice es verdad, o si lo que se dice de él es verdad. Hay ciertas anécdotas que dejan ver la magnitud de esta personalidad tan poco usual y al mismo tiempo tan querible y tan expuesto.

La última de sus historias salió al aire la semana del lunes 2 de abril, cuando se publicó en la revista inglesa NME una entrevista al guitarra de los Stones. Richards debía seguir una especie de cuestionario, y en la pregunta “¿Cuál es la cosa más extraña que has tratado de inhalar?”, respondió “Mi padre. Inhalé a mi padre. Él fue cremado y no pude evitar la tentación de mezclarlo con un poquito de cocaína. A mi papá no le hubiera importado, le daría lo mismo. De hecho estuvo súper bueno, y todavía estoy vivo”.

La reacción mundial de la prensa fue exorbitante. Más aún considerando que siempre se espantan con comentarios de esa calaña, con comentarios tan ambiguos y ácidos que no saben si lo que dijo era cierto o si era un chiste. Hasta aparecieron los del E! Television publicando las confesiones de Richards, ¡JA! ¡Cómo hacen tema un tema que no es tema! Pero esa es su gracia, diga lo que diga, haga lo que haga, siempre hará noticia. Al día siguiente tuvo que salir un portavoz del músico para aclarar “que Richards estaba bromeando”.
Vale la pena recordar también cuando se informó que KR se había caído de una palmera en las Bahamas, aparentemente tras haber bebido una buena cantidad de vodkas naranja, tras lo cual tuvo que ser operado. Richards garantizó en esa misma entrevista que nunca volvería a subirse a un árbol: “yo en realidad no estaba subiéndome al árbol, estaba sentado en una fucking rama, me senté en la misma rama hoy, pero ese día caí de muy mal”.


O también cuando a fines de los setenta lo arrestaron en un hotel en Toronto por posesión de cocaína y heroína. El evento no fue menor: dentro de los Stones se cuestionaba la continuidad del guitarrista o la eventual búsqueda de un nuevo músico, ya que se pensaba que Richards cumpliría con cadena perpetua. La condena igual llegó, pero afortunadamente no alcanzó a afectar el ritmo de la banda. Richards tendría un año de libertad condicional, con el bonus extra de tocar un recital a beneficio. Para esas alturas, Richards también había logrado rehabilitarse de su consumo de cocaína. Entonces, y volviendo al comienzo, era obvio que Richards le estaba jodiendo al pobre periodista. Su padre falleció el 2002, y su período de rehabilitación como cocainómano finalizó por ahí por 1979. Una de dos, había que sacar las cuentas, o había que entender el característico humor burlón del Stone. Con Richards nunca se sabe, es tan salvaje, excéntrico e increíble que no sabemos si es real.

No hay comentarios: