Soy la sombra inmóvil en la pared
soy el nudo en la garganta
y un corazón abierto que muere de sed.
Eres el último clavo de nuestra cruz
eres los cajones vacíos que miran a otro lado
y la cicatriz en un tocador que se queda sin luz.
Soy el tacto vehemente que seguirá estando aquí
soy el café insípido de la tarde pálida que te nombra
y las palabras muertas que no supe decir.
Eres el florero quebrado del ventanal
eres el reflejo frente a todos los espejos
y la calma después del temporal