"Lo último que el planeta necesita es otro concierto de rock", dijo con honestidad brutal Roger Daltrey, cantante del grupo The Who, cuando el periódico The Sun le pidió su opinión acerca de Live Earth, el festival globalizado que pasado mañana intentará concientizar al mundo acerca de la importancia de la lucha contra la crisis climática, a través de conciertos a lo largo y lo ancho del mundo: más de 150 artistas (Madonna, The Police, Beastie Boys, Genesis, Shakira y Red Hot Chili Peppers, entre otros) repartidos en ocho ciudades (Nueva York, Londres, Johannesburgo, Río de Janeiro, Shanghai, Tokio, Sidney y Hamburgo).
Daltrey, el hombre que a los 63 años aún continúa cantando en sus conciertos aquello de "espero morir antes de llegar a viejo", lanzó la piedra, y varios, especialmente en Gran Bretaña, lo siguieron. Incluso Bob Geldof, organizador de los festivales benéficos Live Aid y Live 8, polemizó sobre el real alcance del Live Earth: "Participaría de algo así si pudiera subir al escenario y anunciar las medidas medioambientales concretas que llevarán a cabo los candidatos presidenciales de los Estados Unidos. Pero no se ha dado ninguna garantía de su finalidad, sólo es un enorme concierto de rock y pop".
El organnizador de este mega concierto es el ex vicepresidente norteamericano Al Gore quien dirige la ONG SOS (Save Our Selves, en castellano, Salvémonos a nosotros mismos). "El objetivo es provocar un movimiento mundial para combatir nuestra crisis climática", dice Gore, tratando de dar al evento cierto aire de "gesto simbólico" y dejando de lado las críticas más cínicas que aseguran que la producción del festival contaminará más de lo que ayudará al medio ambiente.
¿Cómo es posible que un rockero que viaja en limusinas y aviones privados utilizando cientos y cientos de litros de combustible y que gasta en cada concierto una cantidad absurda de electricidad en luces y amplificación pueda concientizar a la humanidad acerca de la necesidad de detener la combustión contaminante de carbón, promover sustitutos a los hidrocarburos y pedir medidas políticas para ahorrar energía? ¿O será que los músicos adscriben al "haz lo que yo digo y no lo que yo hago"? ¿Será la ecología la nueva bandera que izarán los rockeros aquí, allá y en todas partes para limpiar sus conciencias de niños ricos con tristeza y, de paso, mostrarse en las vitrinas que les permiten vender más discos? El tiempo, que según los ecologistas no es mucho, dirá.
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