enero 14, 2011



Odio el colegio, odio las aulas multicolores de primaria con los duendecitos de sonrisa congelada abrazados a las vocales clavados en la pared, odio agachar la cabeza ante los gritos de profesores de terno pulcrisimo con insignias en miniatura prendidas en la solapa del saco, que se sienten poderosos armados solo con una regla de madera. Definitivamente la peor etapa de mi vida, llena de complejos y miedos, de ira descargada en las narices del compañerito de carpeta que criticaba mi inmersión al cuaderno anillado que acuno mis primeros garabatos y escritos a lado de la laguna artificial detras de la biblioteca donde pasaba el cada vez mas corto recreo. Odio los martes de mayo cuando tiritando de frio nos lanzaban a la gelida piscina para las clases de natacion donde lo unico que aprendi fue temerle a las piscinas, odio la vocecita cachacienta que cortaba las baladas de Leo Dan con un alarmante “¡¡Oochoo y cincoo!!” de la radio local que oia la boluminosa y gentil señora que nos hacia la movilidad a mi y mi hermano, odio ser el punto en las conversaciones familiares cuando recuerdan mis bochornosos y aguerridos esfuerzos por no ir al cole, atenazandome con una fuerza de dios griego a los 2 postes de luz de las cuadras que separaban mi casa con el carruaje al infierno. Odio despertar en las madrugadas de los sabados pensando que al amanecer tendria que ir otra vez al cole. Odio que lo unico que recuerden de mis majestuosas puestas en escena en los Juegos Florales sea la vez que se bajo el telon y olvide apagar el micro antes de putear a mi actor secundario por haberse olvidado su parlamento, en vez del mensaje que queria dejar en sus cabezas cuando adapte al teatro “Las Tres Preguntas” y ”La peor pesadilla de un demonio”, odio ser el unico que se acuerde de los titulos de mis operas primas.
Odio que en esos mismos Juegos Florales no me hayan dejado cantar “Like a Rolling Stone” solo porque las bases del concurso obligaban a cantarse en castellano y debido a mi afan de popularidad y de aprobar Literatura me haya vendido y en vez del Himno de Dylan cantar “Y como es el” del soporifero Perales. Gracias a Dios no pase a semifinales asi que son pocos los testigos de tan nefasto momento. Odio los examenes de matematicas en la ultima hora del viernes, no les bastaba con aniquilarme emocionalmente durante los primeros 5 dias de la semana, tambien necesitaban aniquilarme el unico dia de libertad...

Ay aceitunita, si pudiera estar contigo en la carpeta de lado, llenandonte de valor para los insufribles 11 años escolares que te esperan, ojala no seas como yo y me llenes de incertidumbre por saber ¿Porque mi hijo no odia el colegio?

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